“Un cristiano es libre, dueño y señor de todas las cosas y no está sometido a nadie. Un cristiano es un esclavo sujeto a prestación personal en todas las cosas y está sometido a todos” Martín Lutero. 1520

lunes, 27 de diciembre de 2010

Leibniz.

Curiosa la tesis de Leibniz. Sostiene que una de las virtudes esenciales de Dios es la existencia, y por tanto toda la característica de existir sería suya, porque si otro ser o cosa tuvieran esa cualidad, estarían compitiendo con Dios mismo.

Algo existente al margen de Dios estaría negando o contradiciendo en parte a Dios. Luego, todo lo existente es Dios. Estaríamos ante la doctrina del panteísmo.

El problema es cómo justificar el mal. Si el mal existe, el mal sería parte de Dios, lo cual sería una contradicción, puesto que a Dios se le supone bondad infinita.

Si consideramos el mal como la mera ausencia de bien y Dios es todo bien, estaríamos ante un área donde Dios estaría ausente, luego faltaría otra característica de Dios.

Está decidido, mañana mismo me paso por la biblioteca para ver si hay algo de él y averiguar cómo solucionó tal disyuntiva.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Dudas.

He leído un texto interesante de procedencia adventista. En él se ruega a todo cristiano que tenga dudas, problemas de fe, cuestiones acerca de la doctrina que le parezcan paradójicas, etc. que jamás comparta ni mencione esas cuestiones a hermanos en la fe.

El motivo es que probablemente el que tenga esas dudas sea más fuerte en la fe que aquellos que le rodean, por ello es fácil que el que es torturado primeramente por esas vacilaciones, finalmente las supere, se reafirme en la fe y siga adelante, mientras que sus hermanos quedarán contagiados por esas indecisiones, y al ser menos firmes pueden quedar atascados gravemente en su carrera espiritual.

Lo curioso del texto es que en ningún momento recomienda compartir esas cuestiones con algún pastor, ministro o experto. Simplemente hay que contárselas a Dios, y Él las resolverá.

Veo el problema de que finalmente estemos ante un grupo que externamente aparente una solidez y homogeneidad ejemplar, mientras que realmente se tratará de un conjuntos de cristianos torturados por la duda y en un estado permanente de fingimiento.

El congregarnos también debe servir para afianzar e incrementar la fe.