sábado, 31 de enero de 2009
Tal vez ello influya en que la visión que tiene mi iglesia de la Biblia es de un texto homogéneo, sin fisuras y sin apenas posibilidades de texto. De hecho se favorece el que todos empleemos en la medida de lo posible la misma versión, y eso pese a la afluencia cada vez mayor de creyentes. Y el enfoque también es uniforme, sin crítica apenas. Por ello tras aprender acerca de las maneras tan diversas en que se plasmaron los textos, los diversos idiomas en que se redactaron, la complejidad acerca de cómo funcionó la inspiración de Dios sobre los escritores, la problemática acerca de la verosimilitud de los milagros y hechos históricos descritos, las contradicciones y el modo de superarlas, me veo en la obligación de compartir todo ello con los hermanos, y para ello he de valorar los medios de los que dispongo, que no son ni pocos ni muchos.
martes, 20 de enero de 2009
La Profecía
Lo que llama la atención es el desarrollo de la actividad diaria y cómo podríamos compararla con el estudio que hagamos cada uno con nuestras biblias.
Primero llegaba Zwinglio al atril y pedía la iluminación del Espíritu Santo. Se retira y sube otro. Éste abre la Biblia y lee un texto determinado en latín, o sea, según la Vulgata. Leído el capítulo, sube otra persona que lee el mismo texto en hebreo. A continuación es nuevamente relevado para que el capítulo en cuestión sea pronunciado en griego a través de la traducción clásica del Antiguo Testamento, la Septuaginta. Éste ya tiene que explicar el sentido del texto.
Luego un teólogo dice en latín lo que todo lo leído ha de ser expuesto como Palabra de Dios en los sermones. Y como remate otro teólogo, o el mismo Zwinglio, explica en alemán el texto bíblico tan a fondo tratado. Explicación dirigida sobre todo a los asistentes que no conozcan latín, hebreo o griego.
Y luego nos da pereza leer en casa un par de capítulos en nuestro idioma vernáculo.
sábado, 10 de enero de 2009
Al César lo que es del César.
viernes, 2 de enero de 2009
Antes yo.
Es toda una muestra de como entender la Providencia de Dios como una dispensación de favores y privilegios, en cierta forma limitada y que será para aquellos que mejor hagan su voluntada o simplemente los pidan de la manera más adecuada.
"Sea tu voluntad que este año haya rocíos y lluvias y que no lleguen hasta ti las oraciones de los caminantes, pues la lluvia es para ellos un estorbo cuando todo el mundo la necesita"
Todo un paralelo con aquellos deportistas o seguidores de deportistas, que se encomiendan al favor divino cuando un rival ha de ser vencido, eliminado, goleado o noqueado.