¿Cuántas veces has intentado leer sistemática la Biblia? Yo reconozco que más de una decena. De vez en cuando caen en mis manos folletos donde detalladamente se describen los textos que se pueden leer cada día de tal manera que en 365 días uno se ha leído la Palabra desde Génesis hasta Apocalipsis.
El problema es que muy a menudo sucede como cuando se intenta dejar el tabaco, ponerse a régimen o aprender un idioma: bastan unos pocos días para que todo se venga abajo.
A priori parece increible que no se pueda acometer la lectura de unas pocas páginas diarias, pero sucede que el día menos pensado no se puede cumplir el propósito, ya sea por tener demasiadas cosas en la cabeza, por ir dejándolo para el último momento o simplemente por pereza.
Y como sucede con los ejemplos antes mencionados, todo se viene abajo, y por fallar en un solo día, se echa a perder el esfuerzo de tantos días.
Por eso, y tal vez porque uno es de letras, recomiendo no ser tan matemáticos. Se trata de leer la Biblia entera, y no de que se haga en un año exacto.
Si un día se falla no pasa nada. Desde luego no recomiendo que al día siguiente se lea el doble, en ese caso se hará mal y con conciencia de culpa. Hay que tener en cuenta que se va a fallar en más días, y entonces la demora acumulada será insuperable.
Por tanto, lo mejor es seguir el orden marcado en esos folletos. Así se hace una lectura más amena combinando estilos, épocas y libros, pero si seguir tan a rajatabla las fechas. Eso sí, sin que eso se convierta en una excusa para ir dejando la lectura cada vez más a menudo.
Que se dé bien la lectura y sea de provecho.