Dicen que las comparaciones son odiosas, pero nada malo se podría decir de los ejemplos y el resultado sería el mismo.
Leyendo el libro de Hechos vemos la actitud de Pablo y Bernabé cuando los habitantes de Listra se empeñan en adorarlos como dioses.
Ellos se oponen con vehemencia y hasta con brusquedad. Exigen que toda la gloria y adoración sean sólo para Dios. Nada de intermediarios humanos. Ellos sólo son instrumentos que no tienen ningún merecimiento.
Por ello, si no queremos comparaciones, al menos que sirvan de ejemplo para tanto líder religioso colmado de prebendas, comodidades y reverencias.
No cairé en la demagogia de exigir que todo el dinero en manos de cualquier iglesia sea puesto de inmediato en las manos de los pobres, ya dijo Cristo que siempre habría pobres entre nosotros, y mientras no se cambien actitudes y estructuras, difícilmente se logrará nada cambiando simplemente el dinero de manos, pero sí podría cambiarse esas estructuras y actitudes si se dedicara más esas riquezas al esfuerzo misionero, educador. La clave no está en llenar los bolsillos sino los corazones.