“Un cristiano es libre, dueño y señor de todas las cosas y no está sometido a nadie. Un cristiano es un esclavo sujeto a prestación personal en todas las cosas y está sometido a todos” Martín Lutero. 1520

sábado, 30 de agosto de 2008

No será lo mismo.

¿Quién no ha recibido por la calle o en su hogar la visita de un testigo de Jehová? Es encomiable el denuedo con que proclaman sus doctrinas, al margen del error indudable que contienen.
Hace poco me fue entregada una de sus revistas y la estuve hojeando y ojeando un rato. Me llamaron la atención las ilustraciones con que describen el futuro paraíso terrestre. Ya se sabe su doctrina acerca de los 144.000 elegidos que irán junto con Cristo a un paraíso celeste mientras que el resto de los salvados vivirán eternamente en una tierra plenamente restaurada. Una tierra idílica donde el león descansará junto al cordero que pasta tranquilamente.
Uno de los alicientes de ese futuro edén es la posibilidad de que todos aquellos resucitados y salvos podrán volver a ver a sus parientes fallecidos o aún por nacer. ¿Qué madre que haya perdido a un hijo no sentirá consuelo ante la posibilidad de ver vivo de nuevo a su hijo?
Pero ante tan halagüeñas descripciones me surgió una duda que poco a poco se transformó en objeción. Supongamos un creyente modélico en las doctrinas de la organización, éste desea volver a ver cuando resucite a sus padres, fallecidos en edad provecta, ya que también fueron buenos fieles, pero a su vez éstos tuvieron unos abuelos, asimismo testigos de Jehová de provecho, y que por tanto también querrán conocer a sus nietos, a los que dejaron de ver cuando éstos eran jóvenes y lozanos. ¿Con qué edad resucitarán? ¿Serán menores que sus nietos o mayores que sus abuelos? Se me antoja que ese edén bucólico se convertiría pronto en un infierno de confusión de edades y nombres. Y eso que los testigos no creen en el Infierno. ¿Qué pasaría con aquellos creyentes viudos que se volvieron a casar? ¿Existirá la poligamia en la tierra futura?
Ya dijo Cristo que en el Paraíso no habría matrimonios y desde luego los cuerpos no serían como los actuales. Y es que no hay como leer el periódico para darse cuenta de que el Paraíso será todo menos parecido a lo que hay aquí ahora.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Es para todos.

Hasta hace pocos años parecía que la Teología de la Liberación estaba definitivamente difunta. La caída del bloque socialista le habría asestado un golpe mortal del que definitivamente podría recuperarse. No quiero decir que los dirigentes socialistas apoyaran financieramente a este grupo de teólogos, pero sí parece claro que los que recibían ayudas eran los diversos grupos guerrilleros revolucionarios que operaban por América del Sur, y eran unos cuantos de aquellos teólogos los que justificaban y alentaban intelectualmente a esos grupos. Pero no sólo de ideas vive el hombre. En cuanto se han acabado los dólares los movimientos revolucionarios han entrado en un declive del que sólo parece que les pueda sacar el petróleo de Chavez. Cuba, que en su momento también fue buena patrocinadora, bastante tiene con mantenerse ella sola a duras penas.
El lema fundamental de esta teología es la opción preferencial por los pobres. O sea, que no excluyen a los ricos del Reino de los Cielos, pero visto que Cristo mismo dijo que lo tenían más difícil que un camello intentando pasar por el ojo de una aguja, pues para qué molestarse con ellos. De hecho su libro de la Biblia preferido no es ninguno de los evangelios, sino el libro de Éxodo, paradigma del pueblo que se libra de la opresión y logra con ímprobos esfuerzos la libertad prometida por el Dios redentor.
Pero fijándonos en los evangelios vemos como Cristo se dirigió a los pobres, pero tras muchos milagros a ni uno de ellos libró de sus penurias económicas. Más aún, no tuvo empacho en proclamar que pobres siempre habría entre sus discípulos.
Además Cristo fue y es tan difícil de clasificar que aparte de dirigirse a pobres, prostitutas, enfermos, etc., también tuvo palabras de consuelo y salvación para militares o publicanos (los banqueros de la época) Tantos a unos como otros les pidió que dejaran su vida anterior y no pecaran más, porque pecan por igual y con las mismas consecuencias el rico como el pobre, y es que Dios no hace acepción de personas. Malo si antes de proclamar el evangelio nos fijamos en la cartera del que ansía salvación.

domingo, 10 de agosto de 2008

Poderoso caballero es don Dinero.

Me hallaba arrellanado en un sillón leyendo el periódico, mientras contribuía a esa nefasta y nada ecológica costumbre de mantener encendido el televisor, sin prestar atención a lo que se emitía pero siendo adormecido por el run run de los anuncios.
De repente la melodía de uno de ellos me llamó poderosamente la atención. Desde luego no era el producto del que se proclamaban las virtudes lo que me recordaba algo. No, era la música. Aunque mi oído musical tiende a escaso y pésimo, la memoria no tardó demasiado en dar con la solución. Se trataba de los acordes de una canción que sacó hace ya algunos años un cantante español, rumbero para más señas. Tras una carrera de éxitos proclamó que había encontrado a Cristo y se convirtió, congregándose en la iglesia de Filadelfia. Fue tanto su furor que sacó varias canciones cristianas. Recuerdo que el estribillo de la canción de marras era: “Jesucristo es poderoso, Jesucristo tiene poder”. Tampoco se puede decir que fuera un prodigio de profundidad.
Al poco tiempo abandonó la denominación y fue de plató en plató y diciendo a todo el que le quisiera escuchar, que aquello sólo era una máquina de sacar dinero, que volvía al mundo y que ya no creía en Dios ni en la vida eterna.
Lo paradójico del caso es que el producto anunciado, y me imagino que el cantante habrá dado el consentimiento para ello, es un producto de limpieza. Así el estribillo ha quedado:
“ X (no recuerdo el nombre) es poderoso, X tiene poder” Otro prodigio de originalidad.Esperemos que con el tiempo, este artista se dé cuenta de que el que de verdad limpia, y de una vez para todas, es el primer ejemplo. Que el segundo sólo elimina la mancha superficial y temporalmente (y habría que comprobar si es verdad) Y que mucho me temo que el que esta vez ha caído bajo las ruedas de la máquina de hacer dinero ha sido él.

lunes, 4 de agosto de 2008

Para poder comparar.


Hace poco tiempo conversaba con un amigo. Él estaba todo orgulloso de su nueva Biblia. Un soberbio ejemplar de la Biblia de Jerusalén. Buenas pastas, tipografía excelente y un buen tamaño de las fuentes para los que habiendo superado la cuarentena empezamos a notar como la vista se nos va deteriorando poco a poco.
Surgió inevitablemente el asunto de la mayor o menor fiabilidad de las versiones. Comenté como los testigos de Jehová de habla española utilizan una versión que no es traducción directa de los textos originales sino de la versión en inglés. Y cualquiera que haya leído una sola página de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, podrá darse cuenta que el estilo del texto deja bastante que desear. Ambos estábamos de acuerdo en ese aspecto.
Sin embargo mi amigo, animado en su labor crítica, no tuvo reparo en objetarme que la versión que suelo utilizar, una Reina Valera de 1.960, contenía un español de hacía 48 años, cuando ninguno de ambos habíamos nacido. Pude objetar que existían actualizaciones mucho más recientes, que incluso poseo una de 1.995, pero por ser algo incómoda para manejar por su tamaño y por inercia, seguía utilizando la RV-60. Para poder articular de alguna manera una “contraofensiva”, agarré su libro y comencé a ojearlo para averiguar la fecha de su última actualización. En ese momento me llevé la sorpresa de ver que no se trataba de una traducción de los textos originales, sino de la versión francesa, que sí ostenta esa característica. Desde luego con un estilo mucho mejor que la antes mencionada, pero traducción de traducción al fin y al cabo.Mayor fue aún la sorpresa de mi amigo, que se sentía como engañado. Nos reímos del chasco, y poco después nos dimos cuenta que aquello era una muestra del peligro de utilizar una sola versión. Continúo teniendo mi “vieja” Reina Valera como Biblia principal, pero he decidido desempolvar la versión de 1.909, de 1.995 y la Nacar Colunga cada vez que tenga que hacer cualquier estudio bíblico o simplemente tenga alguna duda que consultar. Comprar otra versión aparte de la que tenemos no deja de ser una buena inversión que recomiendo con toda vehemencia.